Durante la semana del 19 de abril, la producción fotovoltaica y eólica aumentó en gran parte del continente europeo, lo que presionó los precios de los mercados de electricidad a la baja. Por lo contrario, en la península ibérica la producción renovable cayó y los precios en España y Portugal registraron máximos desde enero durante la borrasca Filomena. Con una producción renovable débil en la península, los precios altos de CO2 y de gas no tuvieron contrapeso en el mercado mayorista de electricidad.